Son muchas las culturas que le dan un significado mágico al árbol que se basa en la conexión de la vida y el alma. El árbol refiere a la conexión entre los seres vivos y el entorno natural. Los árboles nunca están solos y establecen raíces muy fuertes para crecer y tener una buena vida.
El árbol es símbolo del cosmos, de la vida inagotable, de la realidad absoluta, es símbolo del “centro”. Por su verticalidad se convierte en el eje del universo, punto de intersección de los niveles cósmicos y por ello capaz de unir el cielo, la tierra y el infierno.
Las raíces del árbol son profundas y representan el nacimiento. El tronco hace referencia al crecimiento y desarrollo personal. Las ramas que se bifurcan en todas direcciones simbolizan las diferentes decisiones que se toman en el camino de la vida.
La geometría sagrada es un código fascinante, al que podemos acceder si nos detenemos a mirar cuidadosamente nuestro mundo.
La geometría sagrada es sin duda uno de los lenguajes más difíciles de descifrar, pero que, a través de la simple observación, nos ofrece pistas sobre la configuración del cosmos y de la información que se transfieren entre sí toda clase de entidades, orgánicas e inorgánicas.
La geometría es la matemática del espacio. Su carácter sagrado se acentúa cuando se asume que la manera en que se configuran las formas en el espacio no puede más que ser evidencia de que hay un orden o inteligencia superior que configura la existencia.
La geometría sagrada contiene un elemento espiritual y es un valioso intento por develar la lógica del universo y asociar las figuras presentes en el mundo a una dimensión distinta de su propia materialidad, otorgándoles una naturaleza simbólica.
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