La cruz celta es un icono religioso formado por una cruz cristiana con un círculo rodeando su intersección. Se remonta a los primeros tiempos del cristianismo en Irlanda, donde constituyó el diseño básico de las famosas high crosses: altas cruces monumentales hechas de piedra y ricamente ornamentadas con motivos de arte céltico insular.
Básicamente es una simple cruz con el significado que le es propio asociado a la influencia de la cultura celta. Su función es religiosa y conmemorativa. Se alzaban en el exterior de los monasterios y otros lugares de culto de la religión cristiana, a modo de monumentos identificativos y centros de predicación. Muchas eran asimismo un símbolo de estatus relacionado con determinados personajes ilustres (abades y patrocinadores).
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