La creación de Adán es una de las pinturas al fresco de Miguel Ángel Buonarroti que decoran la bóveda de la Capilla Sixtina. La escena representa el origen del primer hombre, Adán. El fresco forma parte de una sección pictórica de nueve escenas basadas en el libro del Génesis del Antiguo Testamento.
La escena tiene lugar después de que Dios ha creado la luz, el agua, el fuego, la tierra y los demás seres vivos. Dios se aproxima al hombre, Adán, con toda su energía creadora, acompañado de una corte celestial.
Ambos planos parecen unirse por medio de las manos, elemento central de la composición. Las manos se abren a la conexión entre ambos personajes mediante los dedos índices extendidos.
En el fresco de Miguel Ángel, la mano derecha de Dios no es un gesto de bendición tradicional. Dios apunta activamente con el dedo índice a Adán, cuyo dedo está apenas levantado como esperando que la vida habite en él. Así, las manos parecen más bien el canal por el que la vida es insuflada.
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